lunes, 5 de diciembre de 2011

Corres, gritas, saltas... buscas la luz que plácidamente descansa en tus ojos. Una nueva vida se abre ante ti, la tomas y la cobijas en tu pecho, nace y crece, alba y atardecer, sol y luna, esperando ocupar un espacio en tu vida. Lloras lágrimas vacías encerradas en silencio, en la fuente de los días esperando encontrar el camino que no llega, la sonrisa que no pinta, la mirada que no busca y el abrazo que no suaviza, recorriendo la senda árida de una soledad tumultosa.
Encerrada en la cueva de concreto, una visión aparece, se te acerca y te confunde, te sonroja y te aterriza, invadiendo tu soledad y derritiendo tu frialdad, una sombra fuera de foco, desmembrada y sonriente, que sin más indaga en tu vida y se vuelve un pilar, un hombro y una palabra, y no hay nada que haga más feliz a una vieja silla que cobijar los lamentos de quien lo necesita.

Feliz cumpleaños Feña n.n!

viernes, 2 de diciembre de 2011

Energías en tránsito

Y mientras el se ahogaba en un mar de recuerdos espesos, como un líquido amniótico con sabor ácido y pastoso, el sol combate con la luna por un puesto sobre su cabeza. Sus pies nadan en direcciones erráticas, inyectados por una estática imperceptible, y sus manos buscan la superficie gritando de amor.
Una mano emerje de entre las nubes ámbar y toma al naciente entre sus brazos, lo acerca a su pecho y le besa la frente con unos labios carmesí de pasión hirviente, esperando el nacimiento de un perfecto a su lado.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Sorpresa sorpresa

Ella. Ella sentada en un rincón oscuro, mirando hacia arriba con ojos vidriosos.
Ella estirando una mano hacia el cielo, y una tocando la tierra, recordando que aún vive.
Ella... contando las lágrimas en un reloj de arena que no gira.

Él. Él con las manos estiradas en todas las direcciones, intentando sujetar existencias.
Él mirando con la sonrisa amplia y el pecho regado de lágrimas plagadas de risa.
Él... mirando hacia el rincón donde sus manos no alcanzan.

Ellos, fijos como extraños familiares, mirando el mismo punto vacío donde ambos se encuentran.
Ellos espalda con espalda, sabiendo que ambos existen sin quere dar la vuelta.
Ellos... contando los segundos para saber quién hará el primer movimiento de su ajedrez vertiginoso.